La Foto de la Nostalgia
Hoy estuve mirando una foto mía cuando era adolescente, en esa foto debo haber tenido unos 15 o 16 años. La veo con mucha nostalgia, ya que tenía tantos sueños, tantos proyectos, que no realicé. Lo que más me da nostalgia era mi sonrisa amplia, sonrisa de felicidad verdadera, sonrisa que me había olvidado que era mía.
Quisiera volver a lucir esa sonrisa, no esa sonrisa fingida que tengo ahora, sino la sonrisa de esa época, natural, radiante y sobre todo genuina. Si tan sólo pudiera contarme a mí yo adolescente que voy a sufrir la pérdida de la abuela y que con su partida se perdería todo por lo que ella luchó y a lo que le entregó su vida minuto a minuto. Tal vez la sonrisa no sería la misma. Creo que ese fue el momento exacto en que mi sonrisa se borró para siempre, fue un duro golpe de realidad y adultez; aún te extraño vieja, mi vieja.
Miro esa foto y todavía no sé qué a los 22 sufriré otro gran golpe. No fue la pérdida de algún ser querido, sino que me perdí yo. En ese momento me veía como un adulto, pero hoy que lo pienso aún era un muchacho y me creía grande dueño de la verdad, invencible, pero la vida me dijo nuevamente que me equivocaba y ¡sí!... Me equivoqué.
La memoria es muy traicionera, abre tantos recuerdos y tantos dolores también. Creo que esta foto fue la que creó una reacción en cadena de mis recuerdos, que tal vez por cobardía o simplemente hacerme el pelotudo, los tenía guardados en el olvido. Me hizo hacer el resumen de mi vida y de lo que viví a partir de esta foto.
Veo también los amigos de esa época, donde hicimos juramentos de amistad eterna, que nunca nos olvidaremos y seguiríamos siendo amigos para siempre. Pero la realidad fue muy distinta, ya que hoy no he visto a ninguno desde hace años. No sé en qué estará cada uno de ellos, no sé en qué trabajan, no conozco sus casas, no conozco sus familias.
Al mirar esta foto también me hace pensar mucho en los universos paralelos de mi propia vida: ¿Y si hubiera estudiado más? ¿Si no hubiera ido de casa tan pequeño? ¿Si tan sólo le hubiera hecho caso a mi vieja de las decepciones de la vida? ¿Qué esperar es malo, ya que el que espera se decepciona? ¿Qué pasaría si hubiera optado por mi felicidad, antes de las expectativas de otros?
Qué triste es ver esta foto ahora, cuando ya no puedo cambiar ninguna de las decisiones que he tomado en mi vida, cuando ya viví la vida e hice todas las cosas que están bien para otros, pero no me llenaron el alma.
Hoy que tengo esta enfermedad y sé que no podré superarla. Sé que moriré sin derecho a apelación, termino así con sueños y anhelos rotos. Que cobarde fui, no luche por mis sueños, no luche por lo que quería.
Lo que más me entristece no es la foto, tampoco es ver quien era a esa edad, sino que lo que más me entristece, es ver en el extraño que me convertí.